Últimos días de febrero
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La iglesia da por terminado los abusos de pederastia con la abdicación del Papa Benedicto XVI a pesar de que esto lleva más de 50 años de atraso sólo está comenzando ahora. La decadencia de la Iglesia está ahí, todos la vemos y no hay nadie que pueda cubrir sus faltas.
El Papa se va derrotado por el cargo.
El periódico de la Santa Sede, L’Osservatore Romano dice:
“Apacible pastor rodeado de lobos”
Y el mismo Papa expresó:
«… estoy al frente de una organización devastada por jabalíes»
Su gestión ha sido un rosario de decepciones.
El escándalo del espionaje, Vatileaks; los enfrentamientos entre cardenales poe el poder y la resistencia a hacer cumplir sus órdenes, la tardía depuración de los Legionarios de Cristo, el lavado de dinero por el Banco del Vaticano, todos los casos de Pederastia, y la demolición de todas las reformas del Concilio Equménico II.
Uno de los asuntos más graves, el de la pederastia.
Al llegar Benedicto XVI a su papado se propuso apartar de sus cargos a los encubridores, a quienes conocía perfectamente de años atrás y que desde la presidencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisición) ya sabía de las denuncias e investigaciones en su contra. Estos casos que se quedaron a medias, omitidos por más de 50 años esperando la llegada de un Papa reformador.
Esta ha sido una más de las razones de su dimisión.
El abuso sexual de niños y niñas cometidos en todas partes del mundo hechas en y por todos los niveles jerárquicos, desde párrocos hasta obispos y cardenales, actos imperdonables que deben de ser castigados por la ley y prohibir la defensa complaciente de gobiernos y gobernantes laicos verdaderos mochos de closet y omisos ante estas violaciones por el temor divino advertido por la misma iglesia si se atrevían a poner un dedo sobre el manto de ecleciástico. Un poder fáctico en este nuestro país que les garantiza ser juzgados por su propias leyes canónicas y no las constitucionales.
Si el Papa renuncia por todos estos descubrimientos, denuncias de actos de pederastia y encubrimientos que aún solapa la iglesia y el clero – revisemos el caso de Norberto Rivera Carrera, del Papa Pablo II, el de la curia mexicana que continúa encubriendo y ocultando a Nicolás Aguilar violador y pedófilo perseguido por la ley y de Carlos López escondido por la misma iglesia evitando así enfrentar las acusaciones en su contra por las mismas razones que Nicolás Aguilar.
Como un ejemplo del poder del estado y de como cuando quiere encontrar y castigar a alguien lo hace. Hemos visto la investigación detallada de los gastos de Elba Esther Gordillo para librar una orden de aprehensión y como en unos días se logra su arresto, pero por otro lado vemos como por más de una década curas acusados y perseguidos por la ley no se les encuentra y no se sabe de ellos. Pero no nada más no lo saben las autoridades judiciales, sino que la Iglesia bajo el cuidado de Norberto Rivera Carrera niega saber el paradero de este par de violadores pederastas y otros más.
Sin embargo, Nicolás Aguilar, uno de los curas pedófilos y pederastas va de iglesia en iglesia vendiendo a sus compañeros curas y párrocos cd´s de música religiosa y cristofernalia que el mismo elabora o comercializa, permitiéndole además, que se resguarde por un tiempo en sus instalaciones.
Todos esos curas encubridores saben donde estuvo, todos lo han visto, todos le han dado cobijo y comprado sus mercancías. Todos lo han ayudado. Ninguno lo ha denunciado. Ninguno lo ha retenido para entregarlo a la justicia. Todos ellos son cómplices de los crímenes cometido por este hombre. Todos ellos son culpables también.
De la misma forma todos aquellos que encubrieron y ayudaron a Norberto Rivera Carrera a ocultar y hacer desaparecer las culpas del monstruo violador Nicolás Aguilar Rivera son tan culpables como el mismo violador. Todos aquellos que besaron la mano de Norberto Rivera, le entregaron dinero y ayudas económicas son cómplices del mismo crimen de ocultamiento y negación de las que ahora está acusado el Cardenal Primado y que no ha podido responder coherentemente, pero sobre todo, se ha mantenido carente de la humildad y honestidad que debe estar envestido un pastor de la iglesia católica.
Es la misma conducta corrupta de ocultamiento que se hizo con el caso Maciel. La santidad de dos Papas,Pablo II y Benedicto XVI se ven marcadas por la omisión y la defensa de sus correligionarios, sin importar la destrucción de las vidas de miles de niños, niñas. hombres y mujeres por los actos pervertidos de estos abusadores, sin importar los pecados cometidos, sin arrepentimiento ni penitencia.
Tan culpable es aquel que mata a la vaca como el que le jala la pata.
A todos ellos les recordaremos lo que dijo San Agustín:
Quocumque fugies deus te videbit **
Tarde o temprano, todos recibirán el castigo que se merecen,
Para los creyentes en el otro mundo, les espera el infierno y en este tal vez la prisión.
* Roma ha hablado, Caso terminado
**A donde quieras que huyas, Dios te ve
Chic-Naui Ollin Tonalli
espejo 